lunes, 16 de mayo de 2011

50 años bien cumplidos.

Desde el pasado miércoles 11, se dan cita en Cannes parte de los mejores del mundo del cine con motivo del festival que allí se celebra. Entre los que optan a la Palma de Oro se encuentran cineastas de la talla de Terrence Malick o Lars Von Trier. Personalmente, tengo curiosidad por el recién descubierto (para mí) Aki Kaurismaki, director finladés que me ha atrapado bastante. La representación española corre a cargo de Almodóvar, que, aunque es adorado en Francia, nunca (y con esta, ya van cuatro nominaciones) ha logrado alzarse con el codiciado premio.

La verdad es que sería un gran triunfo para España que La Piel que Habito fuera galardonada, pues, inevitablemente (y aparte de la gloria que supondría para el director manchego), se referenciaría a la única película española que una vez ganó en Cannes, Viridiana (Luis Buñuel, 1961). Y es que, además, se cumplen 50 años. 

Qué mejor ocasión, entonces, para celebrar una nueva victoria de Pedro, y encima, revisar la obra de Buñuel. Polémico como pocos, Buñuel alcanzó con Viridiana la simpatía de la crítica y el odio de la Iglesia. Y es que, en un intento frustrado del Franquismo de reconciliarse con él y con el mundo, el encargo de esta película supuso el escándalo en los sectores más religiosos y la confirmación de que genios de la talla sólo podían trabajar en el extranjero, como así continuó haciendo el director hasta su vuelta a España con Tristana (1970). La popular escena que Buñuel filmó retratando a mendigos y borrachos como apóstoles en la última cena no fue nada comparado con la sutil alusión al trío sexual de la monja protagonista (Silvia Pinal) en la última escena del film. Todo un ejercició de provocación a la burguesía, a la Iglesia, a la caridad, a la mendicidad, a los valores... a todo. Y es que, si algo tiene Viridiana, es que no deja títere con cabeza.

Como no podía ser de otra forma, Buñuel siguió, después de esto, trabajando fuera de nuestra s fronteras, en concreto en Francia y en México, donde terminaría de explorar los campos que le alzaron como uno de los grandes contemporáneos. Uno de estos campos es, sin duda, el surrealismo, que explora magistralmente en su película inmediatamente posterior, El Ángel Exterminador (1962). Formo parte de la legión de admiradores incondicionales de este film, que sorprende como ninguno, y que inquita como el que más. Obra siniestra y claustrofóbica que se adentra en lo más hondo de la mente humana, de los miedos y de los deseos, y que, cómo no, tiene en su punto de mira a la (quizás) no tan discreta burguesía.

Haría falta, como mínimo, un post por cada película de Buñuel, y bastante extenso, para hacernos una mínima idea de todo lo que encierra uno de los maestros del cine mundial. Su herencia: una de las colecciones más ricas del cine universal (con casi 40 títulos) y una huella reconocible que va desde Hitchcock hasta Lynch. Como poco, surrealista.

Películas recomendadas:
 
Los Olvidados (1950)
Él (1953)
Viridiana (1961)
El Ángel exterminador (1962)


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