lunes, 28 de noviembre de 2011

10 Películas para el (des)amor

He aquí una lista de las películas que por el momento más románticas o amorosamente bonitas me has parecido. No están todas ni lo pretendo, pero allá vamos.

Breve Encuentro (David Lean, 1945). El gran maestro Lean (Lawrence de Arabia, Dr. Zhivago, El puente sobre el río Kwai) realizó esta película en su primera etapa inglesa. Es inevitable el vínculo con la protagonista de la cinta, una mujer que se aferra a la cotidianidad del matrimonio, a sus deberes como esposa y a la fidelidad, y lucha contra sentimientos apasionados que le arrastran a los brazos del encanto de un desconocido que coge su mismo tren. Una deliciosa obra que habla de volver a sentir cuando creías que nunca más ibas a poder hacerlo.



Casablanca (Michael Curtiz, 1942). Hablar de Bogart y Bergman es hablar de historia. Hablar de Rick e Ilsa es hablar de amor. A veces es imposible escapar de la turbulencia de una etapa que te marcará de por vida. Si aún no la has visto, no sé qué haces leyendo blogs.



A vida o Muerte (Michael Powell, Emeric Pressburger, 1946). Años 40, sin duda una década para el amor. Como demuestra esta joya poco conocida con respecto a sus contemporáneas. Una historia llena de belleza y sueño y magia y fantasía. Nunca una desesperada llamada de socorro, nunca un último suspiro para aferrarse a la vida fue tan atendido.



Wall·E (Andrew Stanton, 2008). Si pensabas que el cine estaba acabado, eso es que no has visto esta joya de la animación de nuestro tiempo. La primera hora sin diálogos es un homenaje a Keaton, Chaplin y demás genios del cine mudo. Para algunos desalmados esa primera parte será como comida de avión. Para nosotros, los sentimentales, es Nouvelle Cuisine. Si no se te cae la lagrimilla (o estás a punto) quizá debas ir al cardiólogo.


Rompiendo las olas (Lars Von Trier, 1996). Siempre polémico y muchas veces genial, Von Trier volvió a coger la cámara para narrar una preciosa historia de amor. Aviso a navegantes: el director danés es un maestro en historias que superan la depresión. Si no estás en tu mejor momento, mejor pásate a Billy Wilder o a Berlanga.


Muerte en Venecia (Luchino Visconti, 1971). No todo tiene por qué ser amor al uso. El amor tiene muchas formas, y Visconti plasma en esta cinta el amor de un artista que por fin encuentra la belleza pura. Tildada de homosexual y a veces hasta de pederasta, nada más lejos de la realidad. Si algo tiene Visconti es que cuenta con una sensibilidad fuera de lo habitual. Ya sea viendo a Alain Delon en El Gatopardo o en Rocco y su hermanos o con Bogarde en esta obra maestra de fotografía inmejorable. Nunca antes Venecia había sido tan decadente. El final, apoteósico.



Él (Luis Buñuel, 1952). La pasión y los celos desmedidos son los protagonistas del film. La obsesión por controlar llevada a la locura. El amor convertido en lo insano. Y siempre entre el surrealismo, la liturgia y una iluminación exquisita. Como siempre con Buñuel.



El amor en fuga (François Truffaut, 1978). Lo mío con Truffaut sí que es amor del bueno. Elijo esta cinta como bien podría haber escogido otra cualquiera. Pero esta es especial porque cierra el ciclo de películas que Truffaut dedicó a su Álter ego Antoine Doinel, y que arranca con la archiconocida Los 400 golpes. Truffaut fue un contador de historias nato. ¡¡¡Viva Truffaut!!!.


Calle Mayor (Juan Antonio Bardem, 1956). El gran Bardem, director de la también magistral Muerte de un ciclista, narró una de las historias de amor más tristes que jamás haya visto. Típica cinta que te marcará si te pilla en el momento justo. Si te sientes abandonado, hundido y engañado encontrarás compresión en esta joya made in Spain.

 

Nubes pasajeras (Aki Kaurismäki, 1996). Que no, que no se me olvida Kaurismäki. Vale... esta cinta tampoco es amor clásico. Digamos que es amor nórdico, un poquito más frío, menos pasional, pero no por ello menos tierno. Este matrimonio se merece una medalla.  Igual que esta escena.